lunes, 1 de mayo de 2017

Rubén Sanz: Vivir para torear






Lo ha dicho en más de una ocasión:  "¿que por qué sigo?, por la misma razón que tú respiras: tú no puedes vivir sin respirar y yo no lo puedo hacer sin torear".





Soria despierta cada mañana con un torero entrenando de salón en su coqueta plaza. Para unos es un loco, un visionario que nunca llegará a alcanzar su sueño, para otros, Rubén es un torero con todas las letras y merece el respeto que merecen todos los toreros, porque digan lo que digan, sigue siendo la profesión más digna, más bonita y más difícil del mundo.










Admiro a Rubén por torero y porque tiene el valor para vivir la vida como él quiere, olvidándose de formalismos y de convenciones. Rubén usa unos trastos viejos, porque los que están en buenas condiciones, esperan ocasiones mejores, nunca se sabe cuándo ni dónde toreará y hay que estar preparado para cuando el tren llegue.








Madrid, es una meta difícil, casi una quimera para alguien que quisiera ir allí con ciertas garantías, pero Madrid es Madrid, y si tiene que ir, irá y que sea lo que Dios quiera.
Su bendita locura, por esto me recuerda a un montón de toreros, su  mechón blanco, el de los elegidos, sus camisas imposibles, su desdén por las formas... Como dice el de La Puebla, lo principal es ser diferente y Rubén lo es, vaya si lo es. Tanto que hay gente que cree en él a cambio de nada. Ahí lo dejo, piénsenlo ustedes.





Ayer disfruté de lo lindo haciéndole fotos, pero ni por asomo como él, porque Rubén ayer no solo estaba toreando, Rubén estaba viviendo.





(Gracias a la Peña Cultural Taurina de Arcos de Jalón por su amabilidad con mi humilde persona) 

1 comentario:

Maite Cordón Muro dijo...

I.J. del Pino, por mi parte solo puedo decir que me has emocionado al leer y ver las imagenes que has publicado. Tan solo darte la enhorabuena y felicitarte.