viernes, 7 de mayo de 2010

Volar en las ventas




Tú no serás como Icaro, tus alas no son de cera, tu paso es firme y decidido, tu objetivo es claro. Ahora o nunca. No hace un mal día, el viento es soportable y el coso venteño, como siempre, está esperando.


Eres Morenito de Aranda y luchas por poder seguir siendo torero. Quieres dar toda tu dimensión, demostrar tu arte con el capote y tus buenas maneras con la muleta, tu valor, tu aplomo...


Y llega el momento ansiado y asoman la gaita los toros por el burladero. Mucho pitón, mucho aparato, pero nada de casta. Son seis mansos de Pereda, pero no desesperas porque el quinto se mueve y tiene emoción, la emoción de un manso peligroso intocable por el derecho.


Te la juegas a ver qué pasa y el bicho te pega una paliza impresionante, quizá por culpa tuya, por dejarle que te vea en medio del pase. Te levantas lleno de pánico, de dolor y rabia y continúas toreando, poniéndote otra vez en el sitio, y lo matas, lo matas bien, y yo me emociono viendo tu gesto.


No has merecido la oreja pero había pañuelos, así que ya puestos... te la podían haber dado, pero no ha sido así. Te duele, te duele la paliza y el esfuerzo, pero no el de hoy sino el de tantos años y tienes la angustia en la cara no porque hayas estado a punto de pasar por el quirófano, sino porque Madrid, que te aplaude en tu merecida vuelta al ruedo, te olvidará un año más y ya no sabes si te quedarán fuerzas para seguir luchando por volver a volar.