jueves, 1 de mayo de 2025

Ganadería Juan Pedro Domecq: en recuerdo de Ombú

Un hermano de padre y madre de Ombú, padreando

Siempre he buscado excusas para no ir a "Lo Álvaro", pero en mi último viaje al campo sevillano la visita fue inevitable y bien que me alegro, porque volvió a mi recuerdo un toro bravo, para mí, único. Nuestros prejuicios como aficionados muchas veces nos han hecho perder el norte de lo que es el toro y lo que son los encastes y eso que yo creo que no soy de los que pecan de extrema ortodoxia en ese sentido. 

Disfruto lo mismo, tal vez de otra manera, viendo un bravo de Dolores Aguirre como vi el otro día en el ciclo que organizó el club Tres Puyazos (a lo mejor si hiciésemos una puesta en común no coincidiríamos en cual de ellos fue para mí el verdaderamente  bravo), que viendo uno de Juan Pedro metiendo los riñones en el jaco y queriéndose comer la muleta después.

Y la verdad es que ya han pasado unos cuantos años y no puedo olvidarlo porque fue un gran toro que definió a la perfección Zabala de la Serna, que digan lo que digan, muchos o pocos, de esto sabe:

"OmbúQué nombre más rotundo para tanta belleza. Una pintura jabonera, un cromo de armonía veragüeña. El toro cincelado por Dios. Habitaba en su interior la bravura, la casta envuelta de calidad. De principio a fin con la boca cerrada. Ese tópico que se hacía verdad. La humillación cierta como el empleo en todas las suertes. Ombú en el caballo empujó con estilo y riñones. Como lo había hecho en el capote de Luis David Adame. En las templadas verónicas del saludo y en las arrebatadas chicuelinas de manos bajas, esa bravura de no hacer ruido. Deslizante y sedosa, sin una sola renuncia"

Tenemos que conservar ese pequeño gran tesoro que es la bravura,  y lo debemos hacer libres de prejuicios, porque los toros bravos no conocen de encastes, porque tenemos que ser capaces de apreciar la bravura más allá de la báscula, del volumen o del tamaño de los pitones y porque al final, un toro bravo no se olvida haya sido o no, de triunfo rotundo.

En la ganadería hay muchos toros, muchas corridas preparadas para este año taurino que comienza y estoy seguro de que más de uno, será bravo. Entre las fotos, deficientes como de costumbre, hay alguno que va para Sevilla. Ojalá sean los elegidos para engrosar nuestra lista de recuerdos.
 















lunes, 24 de marzo de 2025

Final del Zapato de Plata 2025: El concepto es el concepto



Foto: Carmelo Bayo


 
Foto: Carmelo Bayo









Ni un pero a la proclamación de DAVID GUTIÉRREZ como vencedor de esta edición del Zapato de Plata. Es más, bastante hicieron los tres actuantes con perseguir por toda la plaza a esos  mansos alocados de Galbarín que en poco o nada respetaron su origen de Apolinares. Creo que al de la Escuela de Tauromaquia de la Diputación de Badajoz se le adivinan muchas cosas buenas y no cabe ninguna duda de que quiere ser torero y de que ayer, haciendo gala de una preparación física, mental y una inteligencia más que loable, fue capaz de llevarse el Zapato y de contentar al público con un material que hizo prácticamente imposible desarrollar el buen toreo que posee. Además fue elegido y refrendado por un montón de votos. En los tentaderos previos fue una de mis apuestas, no así ayer, pero no por ausencia de merecimientos, sino por concepto, no el suyo, sino el mío.

Un jurado debe ser heterogéneo y el de Arnedo creo que lo es. Me parece un acierto  porque cuando se es jurado se han de olvidar los egos personales ya que la lucha de votos no es por uno mismo, sino por aquellos que se la han jugado en el ruedo.

Cada cual busca las cualidades que cree más interesantes para elegir a su ganador y eso hay que respetarlo al máximo porque así y yo así lo creo, podemos llegar siempre a elecciones más justas para con los aspirantes. Ni mi concepto del toreo, ni el del jurado de mi derecha o de mi izquierda, tienen por qué ser los más acertados, pero insisto, deben ser igual de respetados y en el caso de Arnedo lo son. Tanto el Consejo como el Club Taurino intentan siempre hacer las cosas bien y a quienes más conozco, que son los integrantes del Club, les tengo muchísimo cariño y  admiración por lo que luchan por esto del toro día a día y porque los considero excelentes aficionados. Por ello, a veces coincidimos en nuestros puntos de vista taurinos, otras no, pero siempre con la consciencia de la existencia de ese cordón umbilical que nos une y que se llama toreo.

Ayer, a salida de las votaciones alguien me dijo: "es que a estos certámenes hay que traer gente preparada". Pues bien, ese no es mi concepto. Está claro que alguien que empieza no está preparado y precisamente este tipo de eventos están para eso, para preparase cara a un futuro al que muy pocos van a llegar, porque ser matador de toros es siempre un milagro. Por ello yo no me suelo fijar en el que está "más o menos hecho" sino en el  que pienso que va a decirme más cosas con su toreo el día de mañana. El oficio se aprende y si no se aprende mala cosa, pero lo que a uno le sale del corazón sólo tiene posibilidades de ser evolucionado, nunca aprendido. Llamémosle concepto, llamémosle  querer torear bajo unos cánones que son los que a mí me interesan, pero insisto, nunca excluyentes porque hay tantos toreos como toreros y todos tienen muchísimo mérito.

Bajo mi punto de vista, no se trata de traer novilleros para defender una novillada sin caballos, para eso, para traer a los aspirantes mejor preparados ya está la feria del Zapato de Oro. Se trata de buscar a aquellos que son diferentes, cada uno con su concepto, pero suficientemente desiguales a los demás para poder ser figuras del toreo del día de mañana, que es al fin y al cabo lo que todos queremos, por egoísmo o por orgullo, eso da igual, porque no me digan ustedes que no rezumamos satisfacción cuando decimos que tal o cual torero ya pasó por el Zapato y tuvimos la virtud de augurarle un gran futuro.


lunes, 3 de marzo de 2025

Ganadería Virgen María: Una aldea gala en Guillena


 



El sueño de Jean Marie Raymond comenzó en el sureste Francés, pero pronto descubrió que el sur de España era el paisaje que quería para sus toros, como lo quieren otros tantos ganaderos de la tierra. Nuestro "Abraracúrcix" particular se trasladó primero a Constantina y finalmente a la sierra norte de Sevilla y encontró en Guillena, el lugar ideal para establecer su fortaleza.



He tenido la suerte de visitar muchos enclaves de bravo, pero he de reconocer que nunca había visto tanto respeto por la naturaleza y por los animales como en éste y eso que el tópico que mejor define a un ganadero, a un torero, o a un simple aficionado, es el amor al toro.

Mi llegada a la dehesa "El Serrano" se topa de bruces con un montón de gente que por lo visto van a una montería. Pronto acude a rescatarme Irene, la hija del Mayoral, que nació con una sonrisa permanente y con una amabilidad poco habitual en los tiempos que corren. Detecto incluso que los perros, a los que temo casi tanto como Caius Bonus temía a Obélix, se me acercan sin intenciones perversas.

La visita que en principio iba a ser "típica" pronto se convierte en "atípica": antes de dar de comer al ganado, y visitar los cercados, hay que crotalar a los becerritos que todavía lucen en sus orejas la "matrícula" provisional. Irene, acompañada de su padre, Andrés Tirado, un mayoral con la experiencia y la vitola de haber estado muchos años en casa de Don Victoriano del Río, se pone en faena junto con un joven vaquero que realmente lo que quiere ser es torero y que  abandonó sus tierras castellonenses por vivir la aventura del toro empezando por el principio: su crianza.



Se trabaja rápido, pero con método. Previamente se han repasado los libros y todo está controlado. Se separan las vacas de sus crías y se introduce en la manga a los animales. El ruido es ensordecedor: las madres llaman a los hijos y los hijos llaman a las madres. 







Terminada la labor, hay que cortar un camino de paso para que la vacada pueda acceder a los ya ricos pastos de la dehesa.




Previo a la comida de los animales y como dice Andrés, porque en el campo nunca se para, hay que revisar la bomba que regula un depósito de agua, ya que el ganado se ha comido el cable que suministra la energía y no funciona bien. Para que no digan que los mayorales sólo van a caballo con una guitarra, os cuelgo la foto que da fe de que esto no es así.



Después toca coger el pienso, hay que cargar los sacos uno a uno, para dar de comer a gran parte de la camada mayor. Ya no se llevan por separado a los del Marqués de Domecq, porque el ganadero cree en un proyecto único y busca buenos resultados al mezclarlos, cual druida Panoramix, con lo proveniente de Jandilla, Victoriano y Daniel Ruiz.

Los novillos y toros que veo, se me antojan armónicos, sin estridencias, bajos de manos y sin encornaduras exageradas. Me comenta Irene que ella es partidaria de una fiesta en la que se pueda disfrutar tanto del toro como del torero. Tenemos la compañía de unos amigos de Mont de Marsan (qué aficionados son nuestros vecinos) y al final acabamos hablando todos en francés, por aquello de que estamos en el reducto galo de la bética

El que más me gustó




















La verdad es que yo pensaba irme  después de la visita, pero resulta que en la ganadería existe la posibilidad de comer e incluso dormir, porque también está habilitada como casa rural. Recomendárosla va contra mis principios, porque cuando encuentro algo bueno de verdad no lo cuento a nadie, pero en este caso merece la pena hacer una excepción y compartir, así que os dejo el enlace por si estáis interesados  https://www.ganaderiavirgenmaria.com/

La comida además de estar muy buena, nos relaja y el ambiente es distendido. El sentido del humor del mayoral y las continuas bromas que gastamos, hacen que me sienta como en casa y que por un momento piense en lo feliz que sería yo viviendo allí.

Menos mal que no me lo pidieron.

Mil gracias.



domingo, 24 de noviembre de 2024

Ganadería de Pincha: Presenciando un milagro


Foto: Fermín Sagüés


Tengo la grandísima suerte de ser bien recibido en casa de José Antonio Baigorri y cuando asisto a sus tentaderos,  disfruto tanto como uno de sus negros cochinos disfrutan cuando se rebozan en el barro.

Ayer el compromiso era importante, había que abrir una nueva caja de Pandora y esperar a que con mucha suerte, quedase en ella la solitaria esperanza que encierra el secreto de la bravura. Según la mitología griega, Zeus, que tenía sus ramalazos de mala leche, regaló a Pandora, quien se esposó con el hermano de su archienemigo Prometeo (robó el fuego, se lo dio a los humanos y eso a Zeus le sentó como un tiro) una caja con la condición de no ser abierta, pero la curiosidad femenina de Pandora, desobedeció y procedió con su apertura a liberar todos los males del mundo. Cuando la cerró, sólo quedaba en ella una virtud: la esperanza, esa misma  que albergaban ayer José Antonio y su hija Patricia, por encontrar un nuevo semental para la ganadería.

Y la esperanza se tornó realidad encarnándose en un eral que apunta buenas hechuras, de capa negra, algo salpicada, sin llegar a burraca, yo más bien definiría como muy meano y bragado,  quizá no demasiado largo de cuello, pero con un fondo  que a muchos de los asistentes, creo que todos, nos dejó boquiabiertos.

Nueve entradas al caballo de Juanma Sangüesa, de lado a lado de la placita de tientas y por supuesto contra la querencia, dejaron patente la bravura del animal, quien en las últimas reuniones, empujaba todavía con más clase que en las primeras. Imposible anotar un defecto en el jaco, del que costaba un mundo sacarlo a la llamada de las ramas de ese olivo, símbolo del que no quiere más guerra, que Noé Gómez del Pilar y el Piqui, esgrimían para evitar que el burel viese una tela antes de tiempo, no fuera a ser que el ganadero no decidiera "quemarlo" por no cumplir todas y cada una de sus exigencias.

Visto lo visto, a nadie sorprendió la clase que el eral fue desarrollando desde que Gómez del Pilar le fue marcando los caminos. Humillación por ambos pitones, colocando la cara, como se dice en terminología moderna, con mucha fijeza y arrancándose con buen galope en la distancia media, llegando muy templado al embroque y rebosándose en los finales. Entregado de principio a fin, siempre con el morrito por delante, como me gusta a mí y agradeciendo la exigencia de embestir por abajo.

Sólo Jose Antonio y Patrica saben si padreará, si ha cumplido sus expectativas y quién sabe, si lo hará con la becerra que se tentó en último lugar, con muy buenas virtudes, ya que si bien costaba "soltarla" al inicio de faena de muleta, se entregó mucho al final. La becerra en cuestión, nunca fácil,  dio lugar a más de una discusión (deliciosa) en los corrillos que al calor de la candela y del vinito, se formaron tras la tienta.

Si tuviese que recomendar un libro sobre la cría del toro, sería el de Don Álvaro Domeq y Díez "El toro bravo". Del mismo os extraigo un parrafito que resume lo difícil que es ver lo que vimos ayer:

"Muchos toros de buena nota y trapío y con casta, tipo y nobleza, no dan el juego esperado durante la tienta debido a un sinnúmero de factores, como son la alimentación, temperaturas, estado de salud y finalmente la forma en que el animal sea tentado"..."¿a qué otras pruebas podríamos acogernos los ganaderos, que nos proporciones datos más fehacientes, y componer nuestros libros genealógicos de ascendencia?. No existen."


lunes, 7 de octubre de 2024

Alberto Donaire: Dando la cara

Foto: Carmelo Bayo



Desde que apenas levantaba medio metro del suelo, ya quería ser torero y nos dejaba a todos boquiabiertos con su toreo de salón. De no haber tenido la suerte de tener los padres que tiene, seguro que más de uno hubiese querido hacer "negocio" con él. Son superdotados para el toreo de los que ya hemos tenido más de un ejemplo a lo largo de su historia, pero no dejan de ser niños y sobre todo, no dejan de ser personas. 

El sueño de Alberto pasaba por formarse en una escuela taurina y la elección final fue Valencia. Sus padres no lo dudaron y él ha sabido, poco a poco, sin prisa pero sin pausa, refrendar la confianza que ellos le depositaron. Ahora es el alumno más destacado de la escuela y ya con caballos, va demostrando día a día que va a ser torero. 

Este sábado precisamente estuve con él y con su padre en la ganadería de Carlos Lumbreras. Está con mucha confianza y va sobrado con las becerras. Prueba cosas nuevas y vive en un constante aprendizaje, lo cual dice mucho y positivo de Alberto.

Ayer, mientras Las Ventas parecía un campo de fútbol con un encuentro de esos calificados de alto riesgo, mientras tres tíos se jugaban la vida y uno de ellos se llevó una cornada que ha salido en todos los papeles, un tipo modesto que sueña con ser matador de toros, también se llevó un tabaco gordo entrando a matar o morir a un novillo de Cortijo de la Sierra en el coso de la calle Xátiva. Me cuentan que le tocó el lote más duro y por las pocas imágenes que he podido ver, Alberto peleó como un león. Se llama vergüenza torera. Ya me contaron de su positivo paso por el Zapato de oro (un servidor estaba con drenaje pero no de cornada) y me consta que él sobre todo lo que busca es ser fiel a sí mismo y a su concepto, lo cual a lo mejor no sirve para ser torero porque esto está muy difícil, pero evidentemente, sirve para algo más importante: ser persona.

Leo en sus declaraciones que no hay ni un atisbo de desánimo, así que, es el momento de seguir confiando y de seguir luchando para conseguir llegar a esa meta que es el toreo. Esto es un bache en el camino y supongo, Dios no lo quiera, que llegarán más, pero estoy seguro de que la recompensa, merecerá la pena.

Eres un orgullo para nosotros.