martes, 12 de octubre de 2010

Al confesionario


Además de mentir como un bellaco porque ayer estuve en Zaragoza viendo a los cuvillos, tengo un problema de conciencia. Me explico:
Por un lado agradezco que los toros lleguen enteros, o por lo menos con las fuerzas necesarias para aguantar la faena de muleta. Por otro lado detesto que la suerte de varas que se practica hoy sea un simulacro tal, que el piquero es aplaudido por el mero hecho de no meter las cuerdas.
Ayer el primer toro del Juli tenía genio, picante, intensidad en la embestida, cierta violencia, velocidad y emoción. Por qué? porque no le dieron absolutamente nada en varas para que aguantase una faena de muleta técnicamente buenísima (insisto, el Juli me gusta por muchas cosas pero no por su estética). Si, hubiese cortado probablemente dos orejas, pero birlándome mi tercio de varas. Es curioso, pensad en la que se montaría si no se ponen banderillas a un toro, pero en cambio, no se le pica y nadie dice nada, al contrario, aplauden por un puyazo señalado.
El ganado de ayer, para mi gusto mal presentado en su mayoría, tuvo un par de toros interesantes dejando a un lado mi reflexión anterior, pero servir, realmente sirvieron los seis.
 El Tato, que pasaba por allí, si que se tomó al pie de la letra lo de la suerte de varas y acabó destrozando al primero, que querer quería, pero no le dejaron fuerzas. No creo que se deba vivir de las rentas vitaliciamente.
De Luque...me hubiese gustado verle tirar de los toros más con el centro de la pañosa que con la parte lateral exterior de la misma.

1 comentario:

En Barrera dijo...

Pedazo de foto! Enhorabuena Isidro.