martes, 8 de abril de 2014

Las cosas del querer



Está feo usar el título de una peli para hablar de cosas poco relacionadas con ella, pero es que no se me ocurre otro "más aparente" como se dice en riojano.
Todos conocemos en persona, de oídas o de haberlos visto alguna vez, a excelentes toreros que por las múltiples razones que podemos imaginar y por la dificultad de la profesión, no han llegado a ser lo que hubiesen querido. Pero hay otros que a pesar de querer, tampoco han podido llegar a ser porque realmente no tenían ni calidad  ni aptitudes para ello, aunque anduvieron sobrados de afición. Hoy día ese gusanillo que no deja de taladrar las entrañas se mata con el toreo práctico, para los que se lo pueden permitir, con el toreo de salón, ó con el toreo de sillón.
Recuerdo cuando era crío que en el pueblo de mi madre vivía uno de estos fenómenos, que por falta de calidad y diría yo también que de valor, no quedó sino como torerillo local cuando se soltaban reses bravas en esa pequeñísima plaza de Cervera del Río Alhama. Dicen las malas lenguas que si bien se intentó hacer del mismo tamaño que la de Tudela por aquello de la rivalidad, alguien tomó las medidas del anillo del coso ribereño y con esas medidas hicieron la plaza cerverana, es decir, es igual de grande que el ruedo de Tudela.
Anécdotas a un lado, a mí "el Nisio" me infundía respeto: era capaz con el capote más viejo y remendado que he visto en mi vida, de intentar darle algún mantazo que otro a una vaca con más sabiduría que Sócrates. Muchas veces salía magullado el hombre de aquellos encuentros, pero año tras año, allí estaba haciendo de su afición casi un rito.
El otro día en el "Soldado de Tudelilla" (bar de la laurel en el que las ensaladas de tomate saben a ensaladas de tomate) vi una vieja fotografía de un torero dando la espalda a un toro en plena calle. Como soy un despistado no reparé en lo que luego me indicaron y es que el maestro da la espalda al toro, al cual lleva sujeto con un cordel que se percibe meridianamente en la foto. Me dijeron que su nombre artístico era Pacotín, que por lo visto también fue torero cómico y desconozco aunque he intentado informarme al efecto, si participó en alguna corrida seria, así como su vida obra y milagros, que a buen seguro, tuvo que ser muy interesante.
Lejos de la mofa, estos personajes me provocan un profundo respeto, ante todo por su afición, devoción diría yo, y por el mérito de no desanimarse y querer ser algo que nunca llegaron, o llegarán a ser. A muchos de nosotros seguro que nos ha apetecido más de una vez pegarle un par de muletazos (o lo que sea) a una becerra y por vergüenza (dudo que torera), por sentido del ridículo, o por simple falta de valor, no nos ha dado de sí el corazón para lanzarnos a la aventura de querer ser, por unos instantes, toreros, cuando por el contrario, a ellos, les faltaba tiempo para saltar al ruedo a por faena.

1 comentario:

Tiberio dijo...

Yo también conocí al "Nisio" en el, también, pueblo de mi madre, Cervera del Río Alhama. Me ha hecho gracia recordar aquellas vivencias después de tantos años (nací en el 50). Mi abuelo, el "Miguelillo" me llevaba a la plaza, en donde "saltaba" el Nisio para así redondear las "faenas" que ya había realizado en la calle. Un personaje verdaderamente peculiar.
Saludos.