martes, 13 de abril de 2010

Hacia dentro


Siempre he pensado, que quien ejecuta el toreo, lo hace para sí y con un guión dictado por el espíritu.

Ayer Urdiales no triunfó en Sevilla y aunque tampoco decepcionó, es más, los medios de comunicación ensalzan su corte clásico, yo creo que se quedó con ganas de demostrar todo su potencial y todas sus buenas maneras en este arte. Lo vi serio y con ganas de escuchar los olés cerrados de la maestranza, pero hay días en que los sorteos, las ráfagas de viento y mil y una circunstancias, hacen que ni siquiera en tu último quite puedas disfrutar como hubieses querido.

Conocía Sevilla, aunque nunca en corridas de "pre-feria" y me decepcionó un poquito el ambiente y otro poquito el desconocimiento taurino en general.

La corrida fue intensa y muy de aficionado. Disfruté de la plaza, de esas golondrinas instaladas en la primavera del sur y del ambiente que se respiraba fuera del coso maestrante, pero al igual que Diego, eché en falta una embestida clara que le permitiera torear a la verónica como él sabe, hacia dentro pero no en terrenos, sino en sentimiento , porque estoy seguro de que a pesar de lo variopinto del respetable, se hubiesen rendido a la evidencia.

Próxima estación: Zaragoza.

3 comentarios:

En Barrera dijo...

La corrida tuvo emoción. Suerte para Zaragoza. ¿Cuántos kilómetros vas hacer este año para ver a Urdiales? Ojala yo pueda verlo esta temporada.
Un saludo.

Poncistairredenta dijo...

Monosabio, tienes todita la razón.

Está mitificada la Maestranza. No es el momento, tengo mucha prisa, pero es nuestra cita anual. Hemos visto la última corrida de Curro Romero aquél domingo de Resurección, de mantilla crema y teja alta... hemos visto preferia, feria y final de feria. Años de Sevilla yendo a los toros, ya hasta tenemos conocidos fraternos en el sector taurino y hostelero del Arenal. Nuestra habitación unas veces en el NH Plaza de Armas con Molés y su troupe, o la que más me gusta a mí, en el Adriano, frente a la Maestranza. Somos ya de los que nos despiden "hasta el año que viene".


Pero sí, es preciosa, es magnífico sentarte y ver ésa luz y ése ruedo chafado, y ése albero luminoso.

Pero es un hecho que la mayor parte de los abonos no se ocupa por sus titulares, familias de rancia estirpe taurina. Sus localidades se venden en la reventa, ahora con la crisis muchos te los ofrecen los hijos de los dueños a su precio, y sobran localidades en taquilla. Hace ya tres años que hemos detectado que sin problemas encuentras localidades en sombra sin pagar mordidas inmensas.

Todos los que frecuentamos la Maestranza coincidimos en que ha bajado mucho. Desde las ganaderías y la criba de los veterinarios, hasta lo que comentas del público. Es público de turisteo. De ir a ver a los famosos, a la gente guapa -por cierto te ví en la plaza bien por cierto-.

No es un público mayoritarimente entendido. Al contrario. Si la gente no habla es porque no sabe, y para no meter la pata se calla. Anda que no.

Menudas charletas he compartido en tardes preciosas con vecinos de localidad desde ganaderos, a toreros como Espartaco, con aquél toro al que le cosieron la brocha del rabo... menudas risas.

Son muy sevillanos y si me lo permiten y sin ofenderles, muy caseros. Recuerdo las cuatro orejas a Salvador Vega, que justo entonces estábamos rodeados de torerillos jóvenes, todos pidiendo a dos manos, porque había que abrirle plaza. En Logroño una y a lo sumo vuelta al ruedo en su segundo. Ni de coña. Como lo de ayer.

La Maestranza es un hito, y un mito. Pero hay que estar. Ya te contaré este año, que nos vamos Dios mediante el jueves que viene. Vamos al final de la Feria taurina pese a que me pierdo a mi Ponce, no frunzas el morro, vamos a ver ésos Miuras que tanto nos hacen sufrir.

Diego, ayer, y coincido, estaba poco relajado. Un tanto desencajado. Como aquella primera vez en Madrid. Miedo escénico, responsabilidad. A mí me dió pena la frialdad del público con él en el quinto, si al de Camas le dieron una orejita, que hasta el presidente se hacía el remolón, a Diego también. Pero chico, ya has visto las críticas tampoco nos maravilló pero estuvo el más torero de los tres.

El vestido verde que estrenaba le sentaba genial.

Seguro que Diego no nos decepciona.

Saluditos.

Anónimo dijo...

bonito artículo
ciertamente cuando sales de casa ves ese desconocimiento del que hablas y más te duele en plazas importantes.

ramón martínez galán