miércoles, 28 de septiembre de 2011

Zapato de Oro 2011. Primera de Abono.

Ayer comenzó la serie de novilladas de Arnedo y lo hizo con buenas perspectivas: una novillada de la Quinta, un poquito desigual en un par de novillos, aunque muy bien presentada en líneas generales (enhorabuena a la Comisión), que para el aficionado fue interesante. Sacaron la casta que atesoran y que hay que guardar como oro en paño, excepto tal vez el cuarto que resultó un poco más mortecino. Ojo, casta de la buena y de la mala, no vayan a pensar que aquello fue una balsa de aceite . No fueron nada fáciles para los novilleros, con mucho que torear y excepto los dos primeros, con más bien pocas oportunidades de lucimiento estético, pero sí con posibilidades de toreo serio y aguerrido, que al fin y al cabo, también es toreo.
El público se aburrió, es cierto, pero tampoco hay que cargar tintas sobre los novilleros, ya que como digo, ayer había mucho que torear y la empresa era difícil.
De hecho, el novillero que abrió plaza, Mathieu Guillón, vio como su primero se venía arriba en el tercio de muleta y acabó sin poder con el novillo (para mí el mejor de los seis). Castaño en un segundo  (al que cortó una oreja) no supo templar y la muleta iba a cien por hora, si bien es cierto que en el quinto, estuvo más en novillero y por lo menos lo intentó aunque el bicho tenía su guasa. Rafael Cerro, a quien le ví una novillada en la tele, se cargó a su primer novillo en varas (creo que por intentar no sufrir esas "venidas arriba" que tenían los de la Quinta después de las banderillas) aunque ni de lejos era de triunfo. Su sexto no terminaba de pasar.
En resumen, buena novillada para mí, evidentemente mala para los toreros y aburrida para el público.
Esto es lo que yo vi a grandes rasgos. Supongo que para gustos, colores.

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