Santanero se llamaba y se llama el sexto de la última de abono. Llevaban los de Baltasar Ibán una tarde pletórica en cuanto a presentación, casta y bravura, y el último de la última fue la guinda. Terminó indultado el animal para mí con justicia y como recompensa a todo lo que habían desarrollado sus hermanos en el ruedo. Metió los riñones en la única vara que recibió y buscó en todo momento la muleta con codicia y vibración por ambos pitones. Ni una foto tengo del bicho porque no había luz, pero me quedo con lo más importante, con el recuerdo de su bravura.
Al final su oponente, Fernando Adrián, se llevó el gato al agua, es decir, el zapato, así que toca felicitarlo, como también hay que felicitar al ganadero, y como no, nuevamente a la Comisión que durante toda la feria nos ha obsequiado con lo mejorcito de la cabaña brava en cuanto a presentación y hechuras.
2 comentarios:
I.J. del Pino:
Todo lo que escribes sobre los toros debe ser mentira. ¿Cómo va a haber toros bravos en el campo? Y además con unos nombres de ganaderías que no existen. Si los que saben de esto parece que nos quieren hacer creer que solo hay Cuvillo, Zalduendo, Juan Pedro, El Puerto, El Pilar y poquito más. De verdad, como sois cuando os ponéis a inventar. Hasta te inventas que hay un señor que se llama Baltasar Ibán.
Un saludo y gracias por estas crónicas que se detienen en lo bueno que aún queda y que nos despierta la esperanza por esto.
Jaja, cierto cierto, espero que no me degollen por esto.
Publicar un comentario