Ayer en Arnedo, uno de los ingredientes más esperado durante meses no dio sabor alguno al guiso taurino que se coció en el ruedo. Los Veragua, el reducto más puro de una de las castas fundacionales del toro de lidia, no dieron la talla. Ejemplares de bonito pelaje, musculados y no excesivamente aparatosos por delante, que defraudaron por su falta de entrega y su sosería. Una lástima porque el esfuerzo por traer a Prieto de la Cal ha sido grande, pero baldío.
El público del Arnedo Arena hizo la ola porque no podía más de aburrimiento y creo que sin que sirva de precedente, se lo podemos perdonar.
No puedo emitir juicio alguno sobre los tres novilleros de ayer, tal vez decir únicamente que me parecieron honrados y poco más. Quien haya visto el festejo seguro que entenderá la brevedad de la reseña.
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