viernes, 23 de diciembre de 2011

Cena de Navidad


La verdad es que no soy demasiado "navideño" y supongo que ello es debido a que cuando era un crío con siete escasos años mi padre decidió emprender su viaje eterno justamente un uno de enero que yo recuerdo vivido entre sollozos al regazo de mi madre.
Ayer se lo contaba a mi amigo Gonzalo, el Robison Crusoe de este 2011 que ya se acaba: Desde chaval, desde aquel día en que él (mi padre) dejó  de intentar "entrarme a los toros" sin pagar localidad, tuve que buscarme la vida en solitario.
Siempre he pensado que a cualquier delincuente, por malo que sea, acaban acosándole lo que yo denomino "los miedos de la noche"y como yo me aboné a "delinquir" colándome sin pagar en nuestra vieja y querida plaza de la manzanera, decidí inconscientemente que mis fantasmas nocturnos, mis miedos sempiternos,  me acosasen sólo a mí y por ello me acostumbré a ver toros en la única compañía de mi hermetismo y de mis oídos, porque de todos es sabido que en un tendido se puede aprender casi todo aquello que es contrario a la razón taurina.
Desde muy jovencito también viajo solo y eso unido a lo de los de los toros y a tantas otras cosas, marca tu personalidad y provoca en tí una percepción de la realidad más objetiva contrariamente a lo que pudiera creerse, ya que, el no tener que convencer a nadie y el no tener que argumentar tus opiniones para alcanzar los parabienes del prójimo, hace que lo blanco sea blanco y lo negro, negro.
Recalé hace ya unos años, gracias a mi amigo Jose Mari Fernández Velilla, en un coqueto palco de la antigua plaza de Arnedo, donde me encontré con un grupo de amigos que lejos de hacerme sentir extraño me acogieron como a uno más. Y allí estaba Luis, el tipo enjuto, porque él si que es enjuto, hablando poco y en voz baja, como si tuviese celo de guarecer sus opiniones del plagio de desconocidos ávidos de su ciencia y poco a poco, desde entonces hasta hoy " hemos ido viviendo". Si, la verdad es que escrito así parece "pobre", pero para un aficionado a la vida com Luis huelgan más explicaciones sobre lo que la expresión significa.
Y como bien dice en su blog fue él quien me presentó a Pablo y Pablo a Gonzalo, que a su vez también es amigo de Isabel y de Alfonso, y a través de todos ellos conocí también a Arse, y a Santiago, al "Penurias" que ayer nos faltó y a alguien a quien yo pondría como ejemplo de bondad, a Javi. Y todos ellos, navegantes apócrifos en esto del toro conocen a Diego, no de vista como yo, sino de conocimiento y al final yo también voy conociéndole, y  también a Sergio y a Victor y a algún otro que seguro me dejo en el teclado.
Ayer celebramos nuestra particular Navidad juntando en un estudio de radio primero y en una mesa después, al grupo Mancha, el grupo del hombre con más fé en el hombre que he conocido, por eso le va como le va y por eso tiene un millón y medio de amigos, muchos más que Roberto Carlos.
Así que, aunque no sea navideño y aunque los fantasmas de la noche sigan visitándome de vez en cuando, sólo puedo decir que me alegro enormemente de haber conocido a todos y cada uno de vosotros y que si en ocasiones parezco extraño, no me lo tengáis en cuenta, porque como una vez me dijo el maestro (hace tiempo que al enjuto le llamo maestro), nosotros dos estamos ya encasillados en un bando, que por suerte, también es el vuestro.
Antes de despedirme, un pequeño ejercicio de memoria a través de las fotos que os he colgado no por buenas sino por gráficas: Año 2006, a Diego le "dejan" torear una vaca  tentada y moribunda en medio de la lluvia durante el almuerzo. Sólo Jose Mari, Luis, yo y otra persona más que lamento no recordar quien era, nos quedamos viéndole con su muleta empapada y las botas llenas de barro, y se que cualquiera de vosotros de haber estado allí aquel año, hubiéseis hecho lo mismo (incluso Gonzalo que cuando hay comida de por medio no tiene amigos). Por eso y por muchas otras razones, para mí, el tipo que iba envuelto en soledad a los toros,  es un honor sincero vuestra compañía.
Gracias de corazón y Feliz Navidad.

2 comentarios:

Enrique Martín dijo...

I.J. del Pino:
Primero, que me gustaría que te prodigaras más en el blog, que es una delicia leerte. Segundo, que tengas cuidado con ese Gonzalo. Dudaba si era el mismo, pero al decir que con la comida no conoce a nadie, no podía ser otro. Te digo que cuidado, que en cuanto te despistas por Logroño te coge y te lleva a comer unos champiñones que te puedes caer muerto allí mismo del gusto. Y si eso fuera poco, te sigue llevando de pinchos, aunque a un riojano como tú, eso no le pillará de nuevas. Y tercero, que admiro el valor de confesar los miedos a los fantasmas de la noche que todos tenemos. Sobre las Navidades a mí me gusta aplicarme eso de ¿Cómo pasas las Navidad, bien o en familia? De todas formas unas muy felices Navidades, feliz año y muchos pinchos y vinos en los bares de tu tierra. Y si ves a Gonzalo, dale un abrazo.

Luis Domínguez Barco TAUROPINIONES dijo...

No andarás detrás de una caja de vino maestro.