Mañana en el Coliseo más bonito del mundo, en la Meca de la tauromaquia francesa, un torero, un único espada, José Tomás, lidiará seis toros de diferentes ganaderías. Una machada, sí señor. Seis toros escogidos de entre los escogidos. Seis astados, a buen seguro, seleccionados por reata y por hechuras y que habrán sido visitados mínimo un par de veces por los veedores del diestro. Mañana en Nimes, José Tomás triunfará, ojalá no me equivoque y todo vaya bien porque deseo su triunfo. El torero saldrá a hombros, el público aplaudirá enfervorizado y cientos de fotógrafos se fajarán a la salida de la plaza para obtener la instantánea del éxito. El diestro ha toreado poquísimo esta temporada por decisión propia y está claro que saborea personalmente cada una de sus apariciones. El compromiso y la tensión serán máximos y los beneficios económicos, por qué no decirlo, también. Pasado mañana se cantará y se contará la hazaña, ocupará los titulares de la prensa taurina y twitter y faceboock se harán eco de la noticia mediante comentarios y cientos de fotos.
Mañana, en la logroñesa plaza de toros de la Ribera, tres toreros se enfrentan a seis Victorinos que la empresa Chopera contrató a principio de temporada. Supongo que una llamada de teléfono del tipo: ”guárdame seis buenos para Logroño”, y un veedor que haya escogido entre lo que el de Galapagar le haya dejado escoger, habrán sido suficientes para preparar el encierro. Mañana en la Ribera, otra machada en la que triunfarán tres toreros, dos, sólo uno, o ninguno, dependiendo de si los Victorinos dan “bocaos” o hay alguno que se deje y de lo que convenzan o no los coletudos al público, que en este caso no llenará la plaza y no estará mediatizado por ver al máximo exponente de la tauromaquia actual. Los dos que no torean al día siguiente, tomarán camino al hotel y mañana…, será otro día. Si hay triunfo los medios locales cantarán las orejas y las webs taurinas harán una reseña acorde con la entidad del suceso y de la feria. Un par de docenas de tweets escaparán de los comentarios sobre lo de Nimes y serán dedicados a lo acontecido en la Ribera; algún blog hará su crónica desinteresada y al día siguiente por la tarde, una nueva corrida, borrón y cuenta nueva. El compromiso para los toreros y la tensión también es máximo, no así los beneficios económicos que cada uno se habrá negociado lo mejor posible. No todos han toreado mucho esta temporada, pero no por decisión propia; aun así cuando torean aunque lo saborean, también sienten la presión, no sólo del miedo, sino del futuro, de si aquello valdrá o no valdrá.
Así es esto.
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