Parece que el Congreso se va a apiadar de nosotros, así que mientras ellos trabajan en lo suyo, vamos a seguir con lo nuestro que son los toros.
Hace unos días tuve la suerte de asistir a un tentadero en casa de D. Victoriano del Río. No soy periodista, no me debo a nadie y no quiero decir que los que lo sean se deban. Escribo esto para explicar que si no me hubiese gustado lo que vi, más que posiblemente haría mutis por este foro dado que es norma mínima de cortesía no tratar mal a tu anfitrión. Pero es que lejos de alguna queja, no tengo más que parabienes, primero por el trato recibido y segundo y más importante porque en la tienta vi con agrado la esencia de la bravura. Me da igual la procedencia porque sería de necios desechar algo por sus simples apellidos. Vi lo que vi y no puedo contar otra cosa, y a quien no le guste..., ya sabe.
Las vacas en su mayoría eran prontas al caballo, empujaban con clase, metían la cabeza y los riñones como si fuesen machos y aunque en cada entrada cobraban de lo lindo, no se arredraban. En resumen, toda una gozada.
Llegaban a la muleta con bravura, con acometividad y con ganas de darle "bocaos". Humillaban como lombrices de tierra y se revolvían como lagartos. No permitían ni un solo fallo de colocación y pedían la muleta planchada y al morro sin descuidos porque te atizaban. Desconozco evidentemente si esas madres darán el fruto apetecido en su momento, pero lo que está claro es que el vientre es el adecuado y pinta bien la cosa para dentro de unos años. No puedo sino dar la enhorabuena al ganadero, que hace las tientas con mucho sentido y mucha seriedad.
Os dejo alguna foto sin demasiada calidad dado que allí en la finca de Guadalix de la Sierra hacía un frío que pelaba, caía agua nieve y había una luz horrible que mi cámara (de baratillo) no asimilaba con demasiada finura. Digamos que allí, el único que no estuvo a la altura fui yo.
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