lunes, 11 de noviembre de 2013

De vuelta a casa


                                (Foto obtenida en twitter, lamento no poder citar a su autor)

Podría ganarse la vida perfectamente interpretando al malo malísimo en todas y cada una de las películas de Gansters que se rueden de aquí hasta que se termine el cine, pero os aseguro que es un buen tío.  Tiene principios, conocimientos vitales y taurinos y un concepto del toreo  marcado por la verdad que representa su poderdante Diego Urdiales.
Allá por el año 2007, Pablo García Mancha lo “radiografió”  con ocasión de la entrega del premio Cossío al mejor subalterno de ese año:

“Luis Miguel Villalpando no es un banderillero cualquiera, lleva el toreo en el alma y flotan en su epidermis muchos años de torería profunda, silenciosa, alejada de los focos pero respetada por su solvencia y codiciada por sus conocimientos. El vuelo de su capote conoce de memoria el roce de la arena de todos los ruedos imaginables y distingue los miedos de los toreros como si fueran el suyo propio. No hay secreto de un toro que se le resista ni embestida imposible para su brega. Porque Luis Miguel Villalpando posee ese instinto especial de los viejos toreros y entiende su empeño como un guía, desbroza el toro para ayudar a su matador a comprender mejor los recovecos de cada embestida. Y precisamente reside ahí su grandeza: no torea para él, lo hace para los toreros a los que ha acompañado a lo largo de su dilatada carrera profesional. Y han sido muchos y buenos, figuras, matadores nuevos, promesas emergentes, veteranos renacidos y uno muy especial, Diego Urdiales, al que nunca ha dejado de lado, ni tan siquiera en esa travesía del desierto que ha supuesto sus dos años sin torear.”

No creo que la vuelta de Villalpando con el torero de Arnedo sea un paso atrás, sino un déjà vu y voy a dar mis razones:
Urdiales necesita entrar en Sevilla y triunfar en Madrid. Lo primero hay pocos, o ninguno mejor dicho, apoderados independientes de los que podrían estar en la órbita del riojano que lo puedan conseguir, de hecho, torear en la Maestranza, cosa que ya hizo y con buena nota,  es cuestión de méritos propios y de la sensibilidad hacia el público que de quien confecciona los carteles. El año pasado se corrió el rumor de que podría matar allí  la de Victorino, pero “alguien” se encargó de quemarlo y dejarlo en un mano a mano que además de carecer de interés, resultó un bluf.
Lo segundo, el triunfo en Madrid, depende también única y exclusivamente del torero, y cómo no, de lo que pueda salir por chiqueros. Lleva el de Arnedo tres años sin tener un toro con mínimas opciones  en Las Ventas, pero si sale y si triunfa, será diferente a todo, estoy seguro. Pero de ese triunfo también tendrá la culpa Urdiales y su forma de torear. No será cuestión de marketing, ni una casualidad de la vida.
Ayer comentaba un amigo que el riojano es su propio apoderado y comparto esa opinión, no porque piense que Villalpando no pinta nada, que no lo pienso, sino porque Luismi además de saber muchísimo de toros y toreros (me consta que más de uno recurre a él para implorar consejo) es una prolongación de los pensamientos de Diego. Se conocen perfectamente, se han tragado muchas penas y alegrías juntos  y la dignidad de uno es la dignidad del otro, y eso es así le guste a quien le guste o le pese a quien le pese.  Como se suele decir: son lentejas, si quieres las comes, y si no… .

No hay comentarios: