(Foto obtenida en twitter, lamento no poder citar a su autor)
Podría ganarse la vida
perfectamente interpretando al malo malísimo en todas y cada una de las
películas de Gansters que se rueden de aquí hasta que se termine el cine, pero
os aseguro que es un buen tío. Tiene
principios, conocimientos vitales y taurinos y un concepto del toreo marcado por la verdad que representa su
poderdante Diego Urdiales.
Allá por el año 2007, Pablo
García Mancha lo “radiografió” con
ocasión de la entrega del premio Cossío al mejor subalterno de ese año:
“Luis Miguel
Villalpando no es un banderillero cualquiera, lleva el toreo en el alma y
flotan en su epidermis muchos años de torería profunda, silenciosa, alejada de
los focos pero respetada por su solvencia y codiciada por sus conocimientos. El
vuelo de su capote conoce de memoria el roce de la arena de todos los ruedos
imaginables y distingue los miedos de los toreros como si fueran el suyo
propio. No hay secreto de un toro que se le resista ni embestida imposible para
su brega. Porque Luis Miguel Villalpando posee ese instinto especial de los
viejos toreros y entiende su empeño como un guía, desbroza el toro para ayudar
a su matador a comprender mejor los recovecos de cada embestida. Y precisamente
reside ahí su grandeza: no torea para él, lo hace para los toreros a los que ha
acompañado a lo largo de su dilatada carrera profesional. Y han sido muchos y
buenos, figuras, matadores nuevos, promesas emergentes, veteranos renacidos y
uno muy especial, Diego Urdiales, al que nunca ha dejado de lado, ni tan siquiera
en esa travesía del desierto que ha supuesto sus dos años sin torear.”
No creo que la vuelta de
Villalpando con el torero de Arnedo sea un paso atrás, sino un déjà vu y voy a
dar mis razones:
Urdiales necesita entrar en
Sevilla y triunfar en Madrid. Lo primero hay pocos, o ninguno mejor dicho,
apoderados independientes de los que podrían estar en la órbita del riojano que
lo puedan conseguir, de hecho, torear en la Maestranza, cosa que ya hizo y con
buena nota, es cuestión de méritos
propios y de la sensibilidad hacia el público que de quien confecciona los
carteles. El año pasado se corrió el rumor de que podría matar allí la de Victorino, pero “alguien” se encargó de
quemarlo y dejarlo en un mano a mano que además de carecer de interés, resultó
un bluf.
Lo segundo, el triunfo en Madrid,
depende también única y exclusivamente del torero, y cómo no, de lo que pueda
salir por chiqueros. Lleva el de Arnedo tres años sin tener un toro con mínimas
opciones en Las Ventas, pero si sale y
si triunfa, será diferente a todo, estoy seguro. Pero de ese triunfo también
tendrá la culpa Urdiales y su forma de torear. No será cuestión de marketing,
ni una casualidad de la vida.
Ayer comentaba un amigo que el
riojano es su propio apoderado y comparto esa opinión, no porque piense que
Villalpando no pinta nada, que no lo pienso, sino porque Luismi además de saber
muchísimo de toros y toreros (me consta que más de uno recurre a él para
implorar consejo) es una prolongación de los pensamientos de Diego. Se conocen
perfectamente, se han tragado muchas penas y alegrías juntos y la dignidad de uno es la dignidad del otro,
y eso es así le guste a quien le guste o le pese a quien le pese. Como se suele decir: son lentejas, si quieres
las comes, y si no… .
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