Reconozco que cuando descendí por aquella revirada carretera que conducía a la gaditana finca de los Romerales y divisé en lontananza lo que era en sí Fuente Ymbro, me llevé una desilusión. Uno no es un fotógrafo experimentado, pero aún así siempre sueña con miles de flores de colores y un toro semioculto entre las mismas. Nada de nada, los toros comen paja, pienso y sanseacabó. En esa finca no quieren ni un hierbajo y los cercados son más propios de una ganadería de vacas frisonas que de una de bravo, pero..., lo que está claro es una cosa: coman lo que coman, estén donde estén, les pongan fundas o no..., embisten, y su ganadero está cosechando éxitos esta temporada como ya los cosechó en los anteriores, así que, al que no le guste, que no mire, pero esa cantidad ingente de toros con sangre Jandilla que no pastan, pero están en esos compartimentos viviendo a sus anchas, derrochan en muchos casos emoción, casta y en bastantes, incluso bravura. Enhorabuena a Don Ricardo Gallardo y gracias a su Mayoral y a los vaqueros por ser tan amables y extrovertidos durante nuestra visita.
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