lunes, 4 de mayo de 2020

Miedo




El origen etimológico de la palabra "miedo" no es excesivamente interesante, al menos yo, no he descubierto ninguna historia bonita que contar sobre su raíz latina "metus". Pero lo que viene significando durante estos meses supongo y sinceramente, espero, no dejará indiferente a nadie.
Me descubrí a mí mismo hace unas semanas contándole a unos cuantos amigos a través de videoconferencia, el verdadero temor que me invadía por aquello de ser persona de las llamadas "de riesgo".  Entre esos amigos estaba un torero y lo cierto es que no me di cuenta de que le estaba explicando lo que era el miedo a alguien que cada vez que pisa un callejón, lo tiene.
Si comparamos mi miedo con el suyo, el mío es una fruslería aunque no sea nada más que por cálculo de probabilidades, si bien es cierto que a mi favor puedo alegar que mi miedo es mío.
Han ido pasando las semanas y ha muerto tanta gente que no puedo evitar el nudo del estómago cada vez que pienso en ellos, en los que se han ido sumidos en una soledad pavorosa. Supongo que morir solo, tendrá mucho que ver con morir de miedo. Sé que este pensamiento no es agradable, pero más desagradable sería el olvido.
Y qué decir de aquellos para quienes esta situación no ha supuesto más que una triste operación matemática: el miedo elevado, como mínimo, al cuadrado. Aquellos enfermos que ya tenían miedo a morir antes de que llegase este otro miedo.
Después de escribir todo esto, se me antoja que sólo hay algo peor que el miedo. Se llama resignación, esa en la que nos vemos inmersos quienes no tenemos la obligación de luchar.
Mi admirado Panero, en su "Teoría del miedo" explica todo esto mucho mejor que yo:

            No sé si tortuga o tumba
         muerto o vivo, muerto o vivo
            no sé si ángel o desastre
         muerto o vivo, muerto o vivo
            no sé si espíritu u oruga
         muerto o vivo, muerto o vivo
      no sé si alucinación en lo oscuro
           o premio para el desastre
        la vida es un mal pensamiento
           este poema que aún supura.

Cuidaos mucho.

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