sábado, 15 de mayo de 2021

Morante & Aguado: Una cuestión de libertad

 


Después de que Joselito el Gallo se diera ayer una vuelta por Vistalegre y nos dejase a todos con ganas de volver a ver esa montera y esas hombreras muchas veces más, llegó el momento de otra de las realidades, que ya no promesas, del toreo sevillano.
Pablo Aguado tiene "eso" que no sabemos muy bien cómo se llama pero que te hace vomitar un olé ronco después de un silencio de velatorio, como aquellos que se sucedieron en su última tarde en las Ventas. Sí, silencio en las Ventas.
Morante es libre y Aguado se plantea todavía su libertad como si fuese el pan que debe ir ganándose día a día. 
Morante puede ser Morante, puede ser José, o puede ser quien le dé la real gana, pero Aguado sólo tiene un camino, el que nos enseñó y el que nos ha encandilado, que es el de ser él mismo.
A su lado tiene a alguien que le puede enseñar mucho y que precisamente pertenecía a una generación que triunfó por su personalidad. 
Ayer la "sinfonía Morante" marcó la tarde. Como para no hacerlo y ayer Pablo Aguado nos regaló un toreo de capote de ensueño y una faena con demasiados altibajos en ese tercero, en mi opinión producto de su pensamiento. Me explico: el arte fluye, pero el pensamiento es un proceso y según el torero que seas, debe prevalecer el uno sobre el otro. En el caso de Aguado, tengo muy claro que aquello debe fluir y que la obra debe ser de inspiración y sobre todo, de naturalidad.

(la foto es una captura mía de la tele)

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