lunes, 6 de septiembre de 2010

Torear en la luna

Ayer, cuando volvía de ver una novillada en Peralta (Navarra) me asaltó una de esas ideas peregrinas que se le ocurren a un conductor aburrido: Cómo luciría Morante su capote en la luna?. Sería como la superlenta del plus pero a lo bestia, eso si, tendría que citar al toro muy de lejos porque cada tranco del animal sería de diez metros. Otro inconventiente: torear con traje de astronauta... no se yo ehhhh.
El caso es que los novillos de Peñajara estaban bastante bien presentados, con unas capas preciosas algunos y en general noblotes pero de buen juego  salvo por la falta de fuerzas (el sexto rajadito).
Lucía un sol de justicia y oculto tras mis gafas de idem (de sol, no de justicia) me dispuse a presenciar el evento. Me miraban de reojo tres ancianas y ya en el segundo, una de ellas me ofreció un caramelo (de los pincantes de menta de toda la vida). Aunque mi madre me lo tiene prohibido, se lo acepté y ya rompió el hielo:
-Tú eres forastero verdad? (En toda la ribera de Navarra y pueblos riojanos adyacentes, dícese del no nato en el pueblo)
-Si si, medio vivo y medio trabajo en Calahorra.
-Claro, ya sabía yo que te conocía, te ví el otro día en la tele.
-Ah sí?.
-Si, con lo de la suspensión de la corrida, estuviste muy bien. Ya te había visto más veces presentando el programa
-¿? (Lo siento por tí Pablo)
-No no, el presentador es otro, yo estuve de invitado nada más.
-Ahhh, vale, entonces por eso me sonabas.
Por lo demás, me contaron las ancianas que la coqueta plaza de toros estuvo en el olvido durante años, llegando a ser un almacén y que fue el Ayuntamiento quien decidió rehabilitarla. Ahora tienen unos minitendidos de sombra nuevos, unos corrales y un desolladero de lujo.
En cuanto a la terna de novilleros, lamento escribirlo, pero vulgaridad, enganchones, poco conocimiento de los terrenos y poco "arrimarse"  que es lo que debe tocar cuando se empieza.
Pero en vez de sacar defectos, me voy a limitar a dar una virtud de cada uno:
-Gómez del Pilar: decidido si más (salió a hombros).
-Emilio Huertas: dejando a los novillos un puntito crudos con buen criterio a mi juicio, aunque luego hay que saber solventar la papeleta.
-López Simón: Como siempre, la parsimonia, pero nada más. (Demasiado poco)
Destacado en banderillas, José Otero que  puso un par extraordinario y a la enfermería con una buena cornada Juan Carlos Ruiz (alguien andaba despistado mientras el novillo hizo hilo con él después de poner su par).

4 comentarios:

En Barrera dijo...

No logro imaginar como sería ver el capote de Morante a la luz de la luna... pero sería algo muy especial sin duda.

Un saludo Isidro.

ANGUSTIAS dijo...

!Joder¡ I.del P. allá donde vas ligas.

Enrique Martín dijo...

No sé cómo sería torear en la Luna, lo de vivir allí ya me resulta más fácil, con sólo ver a las grandes figuras que deambulan por su mundo, creyéndose con derecho a pisotear el jardín del vecino sin tan siquiera disculparse.
Lo de los novilleros es tan alarmeante como reflejo de lo que son sus mayores. Hace años que no se ve un novillero atropellado, que ya seé que no es una virtud, pero sí un síntoma del querer ser de ese muchacho.
¿qué lástima que no te podamos ver en la tele desde donde vivo.
Un saludo

Pasavento dijo...

Vórtice temporal mediante ya les digo que sí. Que en la luna sucederá ese y otros eventos que ahora no vienen el caso, y que posiblemente nunca vengan al caso, pero que darse, se darán. Las lidias en la luna tuvieron un éxito moderado, sobre todo en la segunda y tercera centuriada, pero nunca llegaron a ser lo que un día fueron en los satélites menores. Allí sí que los astronautas disfrutaban de esos y otros placeres aferrados a sus sucedáneos Escoceses, ahogando con alcohol la nostálgia alimentada por la distancia y esa luz aritificial que fue y es eso, luz artificial. Y las mújeres vinilicas nunca han sido lo que nos contaron. Vale, destilaban lujuría, pero fallaba la calidez. Una lujuría fría que invocaba, y para mal, la calidez más defectuosa si se quiere de sus mujeres allí en la tierra.

Pero todo eso ustedes no lo verán. No lo verán porque mucho antes morirán. Ese es el defecto de ustedes. La muerte. Y mira que se lo tomaban a la tremenda. Ese era su error. Y también su grandeza claro. Erradicada la muerte la lidia sólo era una farsa sin valor. Bien está que algunos se sometieron voluntarios a reinstalarse el dolor. Pero los actores y los émulos ya sabían representar el dolor. Al fin y al cabo para el espectador era lo mismo.