viernes, 27 de enero de 2012

1928




No sé si será porque el resfriado se ha ido de mi nariz en un par de días, porque es viernes, porque siemrpe resulta agradable estar con mis amigos la tarde del jueves, porque anoche asistí a un precioso concierto de Aurora Vargas gracias al mecenazgo de Pablo García Mancha, o por la buena noticia de que Urdiales entra en un pedazo de cartel en Fallas, pero hoy me siento optimista.
Ubiquémonos: Año 1928, Dictadura de Primo de Rivera dando tumbos y a pocos meses de una crisis mundial que se estudia en los libros de historia. Pues bien, en una pequeña ciudad del orbe, en Calahorra, nadie quería hacerse con las riendas de su plaza de toros, nadie quería organizar espectáculos taurinos a pesar de que el artículo que os cuelgo nos "vende" el aquiler de la plaza casi como un chollo. Parece estar escribiendo esa frase tan popular de los mercadillos ambulantes: "¡Que me lo quitan de las manos, oigaaa!".
Así que digo yo, que si Calahorra después remontó y llegó a tener unos llenazos de no hay billetes (aunque ahora cierto es que no ocurre, sin perjuicio de lo que pueda suceder en el maravilloso "festival vintage" organizado para el tres de Marzo en el que tengo puestas muchas esperanzas), podríamos extrapolar lo acontecido al resto de cosos y esperar que por aquello de lo cíclico de la economía que argumentaba Paul Samuelson (al fin y al cabo, todo depende del dinero), volvamos a tener unas plazas llenitas de toros, toreros y aficionados.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Quizás todo pase por el "renovarse o morir". La fiesta nacional se ha elevado a un arte tan elitista que acabará por estrangularse así misma. Precios exorbitados para unos seguidores que no generan ingresos y espectáculos que muchas veces no justifican lo pagado en taquilla. Quizás al empresario le resulte más fácil y sobretodo rentable alquilar su plaza de toros al Sr. Amancio Ortega para que instale allí sus tiendas, como ha ocurrido en Barcelona, que no ir "mendigando" para que se celebren allí corridas de dudosa viabilidad económica. Y aunque nos pese, vivimos en una sociedad tan capitalista que el arte y la pasión quedará desplazados por los rendimientos, los intereses, la Tasa interna de retorno y demás conceptos financieros, así que mucho me temo que anuncios como ese ya no los veremos...eso sí, en su lugar siempre podremos comprar camisas made in Zara, así que también suscribo las palabras de Paul Samuelson en que "todo depende del dinero" pero matizando que para volver a ver plazas llenas no sólo va a ser necesario salir de la crisis, sino que se requerirá una actuación mucho más profunda.

Saludos