martes, 22 de mayo de 2012

Madrid: La hoguera de las ilusiones

Así va ardiendo Madrid y quemando ilusiones, como ese puro que yo le regalo a Pablo para las ocasiones especiales. Ayer lo era, pero no lo fue. Bañuelos volvía al coso venteño y de los toros que llevó le salvaron cuatro y de los cuatro se lidiaron dos. Lo demás, remiendos, remiendos y más remiendos.
No voy a hablar de la actuación de Urdiales, pero baste decir que me encantó por su honradez, su profesionalidad, su valor y su colocación en su primero y que me terminó de cabrear, no él, sino su segundo, ese  quinto que era un mazacote portugués que podría pasar por búfalo, jirafa, ñu, etc..., por todo, menos por toro.
Un torero va a Madrid a intentar torear TOROS, a hacerlo mejor o peor, pero enfrentándose a la casta, brava o mansa, intentando atemperar embestidas variopintas demostrando su nivel de valor y su nivel de arte.
No es de recibo que a Diego, ni a ningún otro, con lo que cuesta esto, con el esfuerzo, con las horas de entrenamiento, con la mentalización, con el miedo, con la ilusión y con la trascendencia que tiene la llamada primera plaza del mundo, le suelten por chiqueros unos remiendos infumables con los que sólo es posible ser profesional y estar ahí, pero con los que es imposible desarrollar todo aquello que un torero lleva dentro.
Es un engaño, un engaño para el público pagano, para los toreros y para la tauromaquia..., ese arte universal que si no se desarrolla en el sacrosanto recinto de Las Ventas del Espíritu Santo, dónde se va a desarrollar?
Tiene que haber toros en el campo, tiene que haberlos, pero alguien está interesando en que no vayan a Madrid, y al final ellos, que no nosotros ni los toreros, serán los que terminen con esto, y  si no, al tiempo...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Claro que hay toros en el campo, pero si los traen a Madrid no hacen caja.
Saludos.

Pablo García-Mancha dijo...

Querido amigo, baste decírte que no fui capaz de encederme el puro. Lo guardo para junio... Mil gracias