La verdad es que no confiábamos demasiado en la novillada porque todos sabemos del momento no precisamente dulce que están atravesando los santacolomeños de la Quinta. El presagio se cumplió y ayer pudimos asistir al más claro ejemplo de lo que es el descaste. Yo soy de los que creen en los ciclos ondulantes de las ganaderías, así que espero que ésta, que ha lidiado novillos con motor, picante y movilidad en esta plaza, vuelva algún día por sus fueros, no sólo en Arnedo, sino en aquellas plazas donde ha dado en épocas pasadas unas buenas corridas de toros.
De los novilleros poco puedo decir porque lo que tuvieron delante no daba para mucho, aunque sí para ponerse en el sitio y para aguantar ese peligro sordo que un novillo lleva intrínseco cuando no va embebido en la muleta.
Así que como pinceladas personales, diré que Mazzantini quien contó con un cuarto novillo que se dejó un poquito, se me antojó demasiado "correcto" para ser novillero; Que Morenito de Canta notó la responsabilidad de venir a España a una plaza de tanto compromiso, si bien estuvo voluntarioso aunque no le veo grandes cualidades artísticas; y que Sebastian Ritter me dejó una buena impresión en su primero ya que le ví con ganas de ponerse en el sitio y pasárselos cerca, tragando mucho y queriendo hacer las cosas bien. Tal vez y como defecto, le apunto un arqueo excesivo de la figura copiado de sus mayores.
Y poco más. Esta tarde Valdefresno. Esperemos que nos saque del tedio y letargo que sufrimos en la tarde de ayer.
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