sábado, 29 de septiembre de 2012

Zapato de Oro. Segunda de abono. Quédense con esta cara...


Curro de la Casa se llama este novillero. Proviene de la Escuela Taurina de Guadalajara y ya lo teníamos visto en los tentaderos del Zapato de Plata que se celebran en Guarromán. Ayer entró en sustitución de Conchi Ríos y vaya si aprovechó la oportunidad. Al menos a mí me produjo esa emoción que tan pocas veces se siente en una plaza de toros cuando ves algo que es verdad, algo auténtico, algo que no es perfecto y que dista mucho de serlo, pero que precisamente conmueve por eso, por su natural imperfección. Para torear usa unos trastos muy pequeños, pero también un valor muy grande. Cobró de lo lindo, incluso se llevó una cornada en la pantorrilla y ni se inmutó. Hubiese sido la primera oreja de la feria y de hecho, aunque yo no  la pedí en su primero por cuestión de coherencia ( mató a la segunda) me hubiera alegrado de haber sido concedida por la presidencia, que acertó negándola ante una petición minoritaria. La vuelta al ruedo fue aclamada, pero lo importante lejos de trofeos es la puntuación, la nota ante un manso que se quería ir, de esos que no sabes si te van a embestir o te van a echar mano, la colocación  (porque colocarse es saber dar pasos en la dirección adecuada) y el temple, porque lo toreó y bien por el derecho, sin que llegase a cuajar la cosa por el izquierdo puesto que la mansedumbre del Valdefresno dijo que no quería más. En el sexto, otro manso complicado, brusco, muy mal lidiado  y que quería arrancarle la muleta, no pudo brillar en parte porque lo dejó para mi gusto un poco crudo en varas, en otra parte por el  exceso y abuso de capotazos y cómo no, por el palizón tremendo que llevaba el muchacho.
En cuanto al ganado asistimos a un encierro desigual, plagado de mansos de libro, excepto quizá un primero que también echaba sus miraditas a tablas y un quinto que era todo un señor toro que también terminó en el refugio del olivo al final de la faena de muleta.
Fernando Adrián, de quien yo siempre he dicho que fue Santanero quien se indultó a sí mismo y lo indultó a él, me sigue pareciendo más de lo de todos los días. Lo vi bastante periférico con  el primero, un novillo inválido en principio pero que fue recuperándose y con un par de buenas verónicas y un buen planteamiento de faena y de terrenos a su cuarto, muy difícil de torear por aquerenciado en tablas.
Gonzalo Caballero, uno de los triunfadores del año, ayer no me dijo nada, ni siquiera me transmitió ese valor que le he visto otras tardes. Me dio la impresión de que por su cerebro pasaba la idea de que después de triunfar en Sevilla y Madrid, Arnedo no cuenta..., allá él... .

No hay comentarios: