miércoles, 27 de marzo de 2013

Un niño en Madrid

Adrián es mi amigote, tiene diez años y en su corta vida, lleva ya más camino pedregoso recorrido que muchos de nosotros. Me lo llevé a Madrid, nunca había estado en la capital y nunca había visto una corrida de toros. Le dejé una de mis cámaras con la esperanza de que me transmitiera la visión de un niño al entrar por primera vez en Las Ventas. Fracasé en mi empresa porque el crío prefería sacar fotos a los platos de comida que degustamos, pero fue un buen intento, sobre todo por lo que disfruté contestando a cientos de preguntas que por absurdas que parezcan, todos nos hemos hecho alguna vez. El caso es que creo que he reclutado un nuevo aficionado para la tauromaquia y eso que lo del Domingo, con esas lluvias, esos vientos y esas corridas remendadas y desigualadas, no fue precisamente para crear afición.
Un buen amigo nos obsequió con un palco y bien que nos vino porque al menos nos resguardamos de las inclemencias del tiempo. Desde esa altura es prácticamente imposible hacer alguna fotografía decente, pero hay una de Urdiales que me gusta:

2 comentarios:

Enrique Martín dijo...

I. J. del Pino:
Mira que somos crueles, intentando reclutar a estos críos que igual podrían vivir tan a gusto sin saber qué es un natural, una verónica, quienes fueron José y Juan, Domingo Ortega o Diego Urdiales, pero, ¿tú crees que serían más felices? Igual sí, pero de lo que estoy seguro es de que se perderían algo grande, grande de verdad, que hasta aguanta los porrazos de los taurinos. yo de momento, aunque sea cruel, enseño mi afición a mi torerita y a todo niño que muestre una pizca de curiosidad. La foto me he permitido "robártela" a ver si en un momento me veo con fuerzas y la paso al papel con mi lápiz.
Un abrazo

I. J. del Pino dijo...

Adrián me comentó que hubiese querido llevar un balón a Madrid, pero en el tercer toro sabes qué me dijo?, que le gustaban màs los toros que el fútbol. Fue toda una experiencia.
Me siento honrado si mi foto sirve para inspirar tu lapicero. (Escrito así suena fatal).
Un abrazo, amigo