domingo, 26 de mayo de 2013

¡Que viene Fandiño!


Abran paso figuras!, abran paso que llega como una tuneladora, constante, implacable, despaciosa, pero con la seguridad de que verá la luz del otro lado. Fandiño se puso en modo "on" hace ya unos años y con paso lento porque hay demasiadas piedras que perforar en la montaña, poco a poco, va llegando al final de la travesía. Es observado con temor por muchos, por los que apoltronados en la comodidad ven en el torero vasco a un enemigo que les va a hacer arrimarse como perros cada tarde si no quieren salir de las plazas acompañados de música de viento y observando como la sombra de Iván se alarga y se forja una sólida leyenda.
El otro día triunfó en Madrid, no porque cortase una oreja después de llevarse un cornadón, no por torear bonito, sino por pisar como pisan los hombres, por no mover las zapatillas, por tener un corazón de acero, por soportar mil y una tarascadas, por saber mover la muleta y por tener dos cojones.
En el último año su toreo se ha templado, ya tiene más poso y va ganando enteros la calidad del trazo de sus muletazos. Todavía le falta mucho para alcanzar ese nivel estético que acompañado del testicular, hace que uno salte de su localidad, pero lo conseguirá, vaya si lo conseguirá y si es preciso, visitará nuevamente la enfermería de las Ventas hasta que Madrid lo saque a hombros.
Vestirse de luces cada tarde pensando en crecer como torero, un difícil reto al alcance de unos pocos, entre ellos, él.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Amén!

Marga (Matitagar) dijo...

Ha quedado todo dicho y bien clarito. A las cosas hay que llamarlas por su nombre.¡Ánimo maestro, a recuperarse para seguir en lo más alto!