lunes, 30 de septiembre de 2013

Arnedo. Zapato de oro 2013. Cuarta de Abono. La emoción.

Bobero se ha merecido la vuelta al ruedo que le ha concedido el presidente y el ganadero puede estar contento: los de Fernando Peña se han portado y han tenido su interés, salvo un primero muy flojo y un segundo bis, feote, que se ha terminado demasiado pronto. Eran toritos bien presentados que al final acababan metiendo la cara, como he dicho, en su mayoría, pero no exentos de ciertas complicaciones ya que por arriba querían poca cosa.
Hoy era tarde de dos novilleros punteros y un tercero que conquistó el zapato de plata del año 2012, así que el interés estaba y de hecho lo ha estado, garantizado.
Román podría haberse llevado algo más que una vuelta al ruedo previa petición en su primero, y lo podría haber hecho si hubiese tenido un poco más de paciencia con su segundo novillo que salía con cierta violencia de cada muletazo porque pedía temple y mano baja desde el embroque hasta el final. No era fácil, es cierto, pero tampoco creo que haya apostado por él.
De Posada de Maravillas, y no Posadas como rezaba la tablilla en la plaza he de decir que va a ser figura del toreo. Lo he visto alguna vez más y tiene esos ingredientes que calientan al público: torería, pinturería y muletazos templados y de buen trazo. En su "debe" en ese buen quinto yo señalaría el ajuste en las series por el izquierdo, estéticas, pero algo despegadas, salvo en la última, en la que a pies juntos a logrado para mí, la más redonda. Falló a espadas, si no, le hubieran dado dos orejas, que han terminado en dos vueltas al ruedo por la negativa del presidente a concederle una primera que para mí, por el número de pañuelos, era justa.
Alvaro Lorenzo ya me gustó en aquel frío febrero de Guarromán en el año 2012. Posteriormente se alzó con el zapato de plata y hoy ha enseñado sus cartas definitivamente en Arnedo. Por lo visto lleva póker de ases: tiene valor, es inteligente, se los pasa cerca y se coloca de maravilla. Es muy joven todavía y nunca se sabe, pero ojalá llegue porque es de los que ilusionan. Había cortado una oreja en el tercero poniéndolo todo él porque el novillo no valía gran cosa. Ha estado bien colocado y muy de verdad y se ha ganado al público que le ha premiado debidamente. En el sexto, un novillo con mucho que torear y que al principio hasta que el novillero se ha dado cuenta de que debía mandar con la muleta baja, era protestón y embestía un poco a "arreones", ha brillado nuevamente por lo mismo: por pasárselo cerca, por tener emoción, por no mover ni un milímetro sus manoletinas y por su verdad. Estocada un poco contraria y dos orejas que son lo de menos, no para él, sino para el aficionado que se va con el regusto de haber descubierto una lata de caviar del bueno sin abrir todavía.

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