martes, 3 de septiembre de 2013

La cosa taurina en La Rioja


Iba a titular “res taurina en la Rioja”, una mezcla de latín y castellano que hubiese dado lugar a equívocos, así que me he inclinado por la traducción literal para el encabezamiento de esta entrada.
Me voy a limitar a este mes de agosto y a un pequeño resumen no pormenorizado de lo que han dado de si las ferias de Arnedo y Calahorra y de nuestros toreros: Sergio Domínguez, Diego Urdiales y en la mitad riojana que le corresponde, Javier Marín.
Comenzando por el final, al novillero ya con caballos, Javier Marín le vi su debut en Tudela, se que toreó en Lodosa y también estuve en su novillada de Alfaro. Aprenderá, estoy seguro porque creo que tiene algo diferente y además es listo, de hecho de la primera a la tercera le vi un salto cualitativo importante sin perder esa frescura que le sale de dentro, así que démosle tiempo que tiempo habrá de confirmar si realmente sirve para esto o no.
Urdiales, después de la cornada de Soria reapareció en Huesca con Victorinos y dicen, yo no estuve, que reapareció bien, que estuvo firme y que dejó impronta. De ahí a Alfaro, a estoquear en medio de un diluvio no se sabe bien qué, porque esa especie de animales con cuernos, sin alma y sin casta, toros no eran. Y de Alfaro a Bilbao donde nuevamente dejó a todo el mundo taurino boquiabierto con una gran tarde y un faenón a un Victorino de los de Vista Alegre, al que le endilgó unos naturales que posiblemente sean los mejores de la temporada. Urdiales no es el ave fénix, no resurge de sus propias cenizas porque entre otras cosas no está, para nada, quemado. Cierra temporada, a falta de posibles contrataciones, con el compromiso Logroñés de San Mateo y acaba de romper con su apoderado (si alguno es inteligente, tiene afición, conocimiento y capacidad, seguro que comulgará con el arnedano si decide guiar sus pasos), así que el año que viene más y a buen seguro que mejor, porque este año y no es una excusa sino una realidad, los toros le han embestido muy muy poquito.
Sergio Domínguez lleva una temporada difícil, pero hace unos días en Calahorra me demostró que le sobra afición, que le sobran ganas, que tiene capacidad para estar con los de arriba y que si su actuación en San Mateo es importante, puede escalar más de un peldaño de esos que son tan complicados de ascender. Lo de ese maldito rejón de muerte que no entra, es cuestión de tiempo y de paciencia. Ya entrará.
Respecto a Alfaro y Calahorra y sus ferias taurinas, por desgracia poco bueno que decir en cuanto a público y en cuanto a resultado artístico. Ser empresa de este tipo de plazas requiere un riesgo, pero si se es, se es con todas las consecuencias porque lo que es evidente y ha quedado meridianamente claro es que si no se apuesta no se gana. De nada sirve componer un cartel atractivo si a ese cartel no le ofreces oponentes válidos y no inválidos o secos de casta para estoquear. Apuesten por un torero “medianamente caro” pero con nombre y por dos de los que han despuntado durante la temporada y denles un toro digno. Tal vez la primera tarde el respetable no acuda a la llamada, pero a lo mejor y ahí está el riesgo, la segunda atraen al público, ese público que cuando sale de la plaza cuenta lo bien o lo mal que lo ha pasado durante dos horas y pico de espectáculo y que a la postre atrae a nuevos espectadores o vuelve a enganchar a aquellos que ustedes se encargaron de echar hace unos años ya. Y los precios…, yo prefiero diez filas a veinte que cinco a cuarenta. Matemáticamente es lo mismo, está claro, pero una plaza sin cemento además de un reclamo publicitario es la garantía de que esto perviva.
Nos queda Logroño y Arnedo. La feria matea está bien confeccionada a priori, veremos el esfuerzo que se ha hecho con las ganaderías, y en cuanto a Arnedo, será un éxito como lo es siempre y lo será mientras se sigan haciendo las cosas tan bien como hasta ahora, por cierto, este año con las cámaras de la televisión de pago en el Arnedo Arena. Que sea para bien.

1 comentario:

Enrique Martín dijo...

Qué ganas tengo de vivir esto en directo.
Un abrazo