domingo, 29 de diciembre de 2013

Otro calendario más

Cada año me cuesta un poco más. Cada año todo es más complicado: mi trabajo, mi salud, mis gustos, mi sociabilidad, mis pensamientos, mis aficiones, mis escritos, mis reacciones... . La madurez, cada vez más madurez por decirlo de alguna manera, tiene sus consecuencias, y no es que todo lo que dimana del paso del tiempo sea negativo, pero si más complejo. Se supone que la experiencia debiera simplificarnos la vida, pero al menos a un servidor se la complica y le hace dudar más de todo.
Este 2013 no ha sido un buen año en lo taurino, ha estado marcado, muy marcado por el propio tiempo que nos toca vivir, recreando un sospechoso paralelismo con mi experiencia vital que os he contado en el párrafo anterior. La maldita crisis, pero no sólo la económica, sino la de afición, la de principios, la de vocación y la de identidad de la propia fiesta, han hecho que la hipotética gráfica de este periodo tenga una curva descendente más que pronunciada. No voy a hacer balance y menos si ya se atisba que sería negativo, es más, voy a cambiar radicalmente el discurso de este comentario y a pasar directamente al capítulo de agradecimientos: en primer lugar a todos aquellos que regularmente leéis este humilde blog que recientemente y tras unos años en la red, ha alcanzado cuarenta mil visitas, de las cuales supongo que treinta y nueve mil ochocientas serán mías. No son demasiadas para el tiempo que lleva funcionando, pero no me quejo, tampoco aspiraba a mucho más cuando lo inicié. Gracias a mis escasos pero buenos amigos (quien se de por aludido es que lo es) por alegrarme la vida y  darme la oportunidad de hacer cosas que de no ser por ellos, casi seguro no haría y gracias a los buenos toreros, a esos que me han arrancado un olé y a quienes a través de un libro o una vieja faena conservada en blanco y negro me han enseñado lo que significa la palabra torear. Reconozco que soy un poco enfermo de esto, pero es que tengo la suerte de seguir disfrutando en las plazas y me apena  que gente de mi entorno ya no tenga ganas de hacer kilómetros para ver una corrida de toros sin ni siquiera  saber el cartel y la ganadería, aunque obviamente lo entiendo porque también tenemos otras obligaciones no taurinas y los tiempos que corren no son precisamente de dispendio. Nuevamente me desvío del tema  y no quiero hacerlo, así que voy a continuar con un agradecimiento especial a un amigo que además de amigo es un torero muy muy grande, pero mi pleitesía y él ya lo sabe, no es por ser capaz de hacerle lo que les hace a los toros, que también, sino por ser el único hombre realmente libre que conozco personalmente y porque lleva toda su vida haciendo gala de esa libertad sin importarle las consecuencias que tanto nos preocupan a los demás.  Para mí, comparta o no  sus ideas, es un ejemplo a intentar imitar. Gracias a mis buenos amigos alfareños por contar conmigo para sus escapadas taurinas con esas actividades que les son "accesorias" y que tanto nos llenan, y gracias a Pablo por darme la oportunidad de hablar de toros cada viernes a través de esa pequeña caja tonta, que no deja de ser una buena excusa para juntarnos y debatir sobre "esa pasión que nos conmueve"; gracias a Isabel por dejarme sentarme siempre a su izquierda y soportar mis bromas de viejo verde y por último gracias también a Gonzalo y a Luis por la compañía a lo largo de la temporada y por esas observaciones mordaces, que me hacen replantearme mis opiniones. No se qué nos deparará este nuevo ciclo de 365 días, aunque bien es cierto que las perspectivas taurinas y extra-taurinas no son halagüeñas, pero tendremos que aguantar el chaparrón como sea, porque como reza el refrán: siempre que llueve, escampa.
Feliz año a todos.

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