viernes, 7 de octubre de 2011

Eva Barco


Creo que la conocí en una buena etapa de su vida. Me fascinaba su voz, su manera de andar, su belleza, su afabilidad... . La verdad es que era una de esas personas con carisma, con inteligencia y con una sonrisa que nacía de dentro, de las que yo digo que vienen "de serie". Era alguien a  quien toda una ciudad conoce, respeta y admira porque lo hacía todo bien. Profesionalmente siempre me pregunté y creo que también se lo pregunté a ella, la razón por la que no daba el salto a cotas radiofónicas más altas, porque la verdad es que se movía en el medio como pez en el agua. Por circunstancias de la vida en los últimos años nos veíamos menos, pero siempre que nos tropezábamos por la calle, o en cualquier otro sitio, se notaba que ese feeling entre nosotros no había desaparecido.
Siento mucho que nos haya dejado, pero estoy orgulloso de como ha afrontado el tránsito: todo lucha, todo orgullo y sin rendirse en un solo momento. Nunca hablamos de su enfermedad porque creo que a un enfermo no hace falta recordarle que lo está. Recuerdo que la última vez me la encontré en la puerta de su casa, eran fiestas de Calahorra, y aunque ya muy delgada, llevaba un vestido precioso y estaba, como siempre, radiante. Nos despedimos con dos besos de cariño y no la he vuelto a ver.
Pablo García Mancha le escribió hace pocas fechas un artículo maravilloso que hoy reproduce en su blog . Me he permitido robarle también la foto del momento en que Diego le brindó un toro este verano.
Cada día que escuche esa voz que prestó a tantos anuncios de la radio, la recordaré como la fantástica mujer que ha sido.

No podré asistir a tu funeral, pero mi corazón estará contigo. Buen viaje, amiga.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Realmente bonito socio.