Miguel Pérez-Aradros |
Carmelo Bayo |
Hace años que los conozco y lo mejor que puedo decir de ambos es que son buenas personas, que es lo que me gustaría que ellos dijesen de mí, si lo mereciese.
No tomamos café juntos, no quedamos todos los fines de semana, nos juntamos en contadas ocasiones y generalmente coincidimos en algún coche viajando para ver a Urdiales, o en algún tendido de la geografía española buscando acomodo. Nos saludamos con prisa, nos damos un abrazo y hasta la siguiente.
Los dos le hacen fotos a Diego por amistad y por amistad puntualmente, nos las hacen llegar a unos cuantos afortunados, después de cada corrida y así desde que al muchacho de Arnedo, le dio por ser matador de toros.
Miguel Pérez-Aradros es sinónimo de bondad y Carmelo Bayo es el alter ego que yo hubiese querido tener de no haber nacido tan tonto y tan tripero.
Muchas veces, quienes andan entre
bambalinas, no salen en la foto y en este caso, con mayor y evidente motivo,
pero creo que es justo, ahora que termina esta maravillosa temporada de nuestro querido
Urdiales, acordarnos de ellos, de lo bien que captan ese instante mágico que hace al toreo diferente a todo y de lo que son capaces de regalarnos a través de su mirada.
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