martes, 6 de julio de 2010

Ora pro nobis

Pues si, quien quiera, que rece por nosotros porque tal y como vi ayer en Pamplona el tema novilleril, la llevamos clara si pensamos que en un futuro próximo vamos a tener muchos Tomases y muchos Morantes.
Tarde soleada pero fresquita, persecución de reventas para endilgarme una entrada y compañero japonés del Japón en el tendido. Me hizo dos preguntas, a saber:
-El caballo del picador muere?
Respuesta por mi parte: Si, de viejo.
-Usted es torero?
Respuesta por mi parte: Acaso tengo tipo de torero?.
Anécdotas a un lado, significar que los novilletes eran del Marqués de Domeq, desiguales, feos en líneas generales, flojos (muy flojos), nobles y bastante descastadillos. Más de uno aplaudido en el arrastre, sobre todo el más manso (vaya tela).
Leo por ahí que faltó puntería a los chavales a la hora de estoquear, y cierto es que vi unos sablazos infames, pero no es menos cierto que ello evitó, Deo gratia, que se fuesen con alguna orejita en el esportón y que la prensa los pusiera por las nubes tras unas faenas que pecaron, salvo detalles muy aislados, de mediocridad, de mala colocación, de pico y de triunfalismo barato. Vi más trapazos que nunca, o que casi nunca, y he de confesar, yo que jamás me aburro en los toros, que me aburrí como una mona. A Silveti le vi algo de clase y a lo mejor puede acabar valiendo para esto, pero como ya he dicho, lo que más ví, por desgracia, fue mediocridad.
Ojalá  mañana Diego nos de una alegría y España otra. No se cómo ni dónde veré el partido, pero habrá que estar en la plaza apoyando al torero.

1 comentario:

Pablo García-Mancha dijo...

Pues a ver si nos vemos.