La corrida de Peñajara de ayer me gustó, no por estar igualada de presentación, que no lo estuvo y tampoco por ser brava, que no lo fue (aunque el segundo se quiso parecer), pero al menos tuvo casta, interés, genio y emoción.
Al primero, complicado, muy complicado, había que poderle desde el tercio inicial y nadie lo hizo, con lo cual Eugenio de Mora, que tampoco le pudo, pagó las consecuencias.
Javier Cortés salió por su propio pie de la plaza, que no es poco.
Y César Jiménez, necesitado de triunfo (la de vueltas que da la vida, verdad?), lo consiguió en la solanera. Le salió un segundo de dos orejas y se llevó sólo una y con su sobrero quinto se llevó otra. Una y una. Por torear bien? pues yo creo que no. Por matar bien? pues yo creo que tampoco, pero..., insisto, una y una que pidió el público de las Ventas y que concedió el presidente, así que, Puerta Grande. La pregunta es, cómo de grande?.
Que resucite Einstein y que nos lo explique.
2 comentarios:
Ni aunque resucite sería capaz de explicarnos lo de ayer.
I.J. del Pino:
Pues en Madrid estamos muy contentos, visto que la plaza parece la de Benidorm, solo esperamos que vengan las suecas en bikini, o topless, para sacar de nuestros adentros el mas´exquisito landismo.
Ahí la tienes, la primera plaza del mundo, que parecía que celebraba al mismo tiempo la feria de la cerveza.
Un saludo
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