jueves, 22 de marzo de 2012

¿Quieres orejas?


A todos aquellos que me preguntan si Diego ha cortado o dejado de cortar orejas, les quiero decir que se vayan a tomar… las que quieran a un maravilloso garito de la calle Laurel:  “El Perchas”, si es que tienen la suerte de encontrarlo abierto, porque la verdad es que el tío se hace de rogar bastante. Sus orejas rebozadas de cerdo son para mí  y unos miles de logroñeses y  foráneos, un manjar. No sé si será la calidad del porcino, el rebozado en sí, o el pan revenido que extrae de un  saco de papel de los que suelen contener harina, pero el caso es que la tapa, alejada de las modas del diseño, del esmero y la higiene, es el no va más de las exquisiteces culinarias. Y en cambio, si lo pensamos fríamente, qué es?: pues ni más ni menos aquello que dice un  torero al que todos admiramos: un despojo.
A nadie le amarga un dulce y menos a un torero si ese dulce es en forma de oreja, es más, considero que es un premio necesario y conveniente,  pero ni siquiera en El Perchas serían capaces de servir tal suculencia si no hubiese cochino alguno que sacrificar.
A Diego Urdiales, a mi amigo Diego, le han correspondido en suerte tanto en Castellón como en Valencia, cuatro cornúpetas con menos posibilidades y menos motor que un coche de desguace, y aún así, en dos de ellos ha estado a punto de cortar una oreja y en otros dos ha realizado unas faenas respetadas en cuanto a seriedad y colocación por la mayoría de la prensa y aficionados, así que… a comer orejas al Perchas, que Diego ya las cortará cuando haya enemigo para ello.

1 comentario:

Enrique Martín dijo...

I.J. del Pino:
Si alguien quiere ver cortar orejas lo tiene fácil. Casi cualquier plaza de España y con un cartel de alguien que salga en la tele. Se agita un poco al ritmo de la banda de música y se sirve agitando un pañuelo blanco. El sabor es un poco insípido, casi no sabe a nada y con una textura un poco chiclosa, pero es lo que hay. En cambio, si quieren ver torear, que vayan una de las pocas tardes en que ponen a Urdiales. En Valencia el famoso día de Fandiño, le vi queriendo hacer lo que sabe, torear, pero con aquellos mulotauros, poca cosa.
Un saludo