sábado, 30 de abril de 2011

El día de la lluvia.


Toda la mañana lloviendo y mucho sobre Sevilla, mal presagio, pero hasta las seis y media de la tarde queda mucho y nunca se sabe. Y como en las grandes ocasiones los hados componen la figura y deciden dejarnos ver la corrida sin sufrir las inclemencias del tiempo (no a mí que estoy en el sofá de mi casa). Torea Morante, casi ná, Aparicio, que va de relleno y el hijo de Manzanares, no?.
Comienza la tarde con un toro de los de orejas y lío y las verónicas de Aparicio, que son buenas, son eclipsadas por las VERÓNICAS de Morante, que son celestiales. El toro, magnífico, el mejor de la tarde,  se va desgraciadamente sin torear. Sale el segundo y le puede a Morante y llega el tercero con el éxtasis guardado celosamente entre los pitones, y Manzanares lo borda y me hace pensar en que debo escribir algo dulcificando el palo que le di unos días atrás. Nunca le había visto torear tan despacio. Bien de capote, quizá un poco excesiva la media, y sublime de muleta, con una suavidad que enloquece al tendido hasta tal punto que pide el indulto a un toro que incluso mansea. Qué pena, pero el torero colabora en la felonía y el toro se va vivo a los corrales. Si entra a matar y lo mata le damos las orejas, el rabo, la pata y el chorizo envasado al vacío de mi amigo Paco, pero no, hay que indultar, que eso vende. Qué lástima.
Y llega el sexto y vuelvo a ver al Manzanares despegadito que yo conozco. Toreando bien, pero sin estrecheces, y entendiendo bien al torillo, pero sin cruzarse. Dos orejas para mi excesivas y Puerta del Príncipe. Me emociono viendo a los chavales aclamar al torero que va de mano en mano por los exteriores de la plaza.
Está volviendo a llover según veo en la tele.

viernes, 29 de abril de 2011

El que faltaba

Ayer en la Maestranza eché de menos a un torero que no se amedrentase como lo hizo el Cid ante su primer toro. Que se pusiese de verdad, que se la jugase a una carta, que consiguiese dominar a un astado que no regalaba nada pero que agradecía y mucho que le hicieran las cosas bien. Eché de menos a un torero que fuese capaz de exprimir cualquiera de los dos Victorinos que le tocaron en suerte a Salvador Cortés, y que luciera a ese morfológicamente impresentable sexto de la tarde que hundía el morro en la arena y que embestía despacio, tan despacio que había que tener mucha mano izquierda para saber llevarlo toreado; tan despacio que había que templarlo por la derecha sin darle arreones, sin violencia. Eché de menos a ese torero que le hubiese cortado las orejas y no hubiera permitido que el animalito se fuese sólo con un par de naturales sueltos. Da pena pensar cómo pudo disfrutar ayer Sevilla viendo torear, y lo poco que se llevó a cambio de su entrada. No le pongo peros al pobre Padilla porque le tocaron dos marmolillos en suerte (mejor, así no los desaprovechó), pero al Cid..., sin ponerse, asustadito perdido desde la tarascada que le dio su primer toro por no llevarlo empapado en la muleta cuando el animal tropezó en medio del pase, le pongo todos los peros del mundo porque en otras temporadas ese toro se hubiese ido desorejado, y a Cortés..., con un extraño y asardinado Victorino  que embestía al ralentí, a esa velocidad que quieren todos los toreros que les embista un toro y con el morro por los suelos..., no le perdono hacerme esperar más de media faena para verle acoplarse, y después de haberlo entendido, no le perdono que no nos brindara más que un par de naturales.
Ayer faltaba un torero.

miércoles, 27 de abril de 2011

Una impresión

Llevamos un par de días viendo corridas "duras" en Sevilla y el resultado, no ya desde el punto de vista artístico, sino del más valioso al fin y al cabo que es la casta, ha sido paupérrimo: Toros para el arrastre, no una vez finiquitados, sino lo que es más llamativo, para el arrastre desde que asoman la cabeza por chiqueros.
Acepto mansedumbre, pero no sin casta, y en estos dos días, salvando medianamente a alguno del Conde de la Maza, no lo hemos visto. Me sorprende más en Dolores Aguirre y me apena y me da que pensar... No será que también las "duras" andan buscando un toro bonancible y toreable que las haga más comerciales y en el intento se van dejando aditamentos importantes por el camino?.
Las ganaderías tienen sus altibajos, eso es archiconocido por todos, pero por si acaso, los experimentos con gaseosa.
Tan sólo es una impresión.

domingo, 17 de abril de 2011

Toros de concurso






Es una lástima que los predicadores toristas, los clavelistas y los pacotilleros amantes de la fiesta, acaben consiguiendo que espectáculos como el de ayer, dejen de ofrecerse por ausencia de almas, ó presencia masiva de cemento en el coso de Pignatelli. Como de costumbre, nutridos grupos de franceses nos dieron sopas con honda y se tragaron unos cuantos kilómetros para ver la concurso de Zaragoza, en cambio nosotros, los nacionales, preferimos calentar sofá y lamentarnos del mal momento de la fiesta. Ni Madrid, ni Barcelona están lejos de la capital del Ebro y creo, que lo mismo que un servidor, aficionado Logroñés, va a Mahoma, Mahoma, también debe ir a la montaña de vez en cuando, porque precisamente de vez en cuando, en otros lugares (que no sitios por aquello de no mencionar la jota) como Zaragoza, hay TOROS con mayúsculas.

Respecto a la corrida, a excepción del de Concha y Sierra, que bajó un poco el nivel, el resto, de presentación impecable y respecto a los toreros, tanto Castaño como Serranito, pasaron con mucha más pena que gloria y para colmo, no lucieron sus toros en varas, privándonos sobre todo de ver al de Juan Luis Fraile que hubiera sido un toro excelente.

Serafín Marín hizo las cosas bien, lució a sus toros y se ganó una oreja precisamente por eso. Me alegro por el torero, porque es de esos coletudos que a pesar de las adversidades sigue teniendo ganas, lo cual es más que loable.

Ganó el concurso el Santacolomeño de Felipe Bartolomé. Se arrancó cinco veces, si bien es cierto que las arrancadas no fueron de las de galope sino que se iba a cercando al caballo escalonadamente, pero metiendo los riñones con una bravura espectacular. Para mi gusto, el ganador en sus entradas al caballo fue el de Adelaida Rodríguez, que galopaba de lejos, sin empujar tanto en el peto, aunque lastimosamente el animal no aguantó y se desmoronó literalmente en la muleta.

Disfruté viendo torear a Romualdo Almodóvar, que a la postre se llevó el premio al mejor picador y una jaleada vuelta al ruedo en compañía de Serafín Marín.

No puedo dejar de hacer mención al de Joselito, espectacular de cuerna, que llegando a la muleta en unas condiciones magníficas para ser desorejado, se encontró delante con un incapaz vestido de luces.

En definitiva, tarde de las de recuerdo para el aficionado. Da gusto saber que siguen habiendo toros en el campo.

martes, 12 de abril de 2011

Dos gallos en el mismo gallinero?

En casa de los Domínguez los caballos son como personas. Se les trata con mimo y casi casi diría yo que se les adora. Es una finca cercana a la ciudad en la que curiosamente tienes la sensación de estar viviendo en el campo, con los animales, alejado de semáforos, de bancos, de trajes, de bares de moda y de todo aquello que uno siente como supérfluo cuando es realmente feliz.
Hoy he conocido a todos los integrantes de la cuadra, cada uno con su capa, cada uno con su procedencia, y todos y cada uno, con la virtud de ser toreros.
Gallito está bailando en su box, mientras espera su salida a la placita de tientas con la montura puesta. Sabe que esta tarde torea y está contento. Chomin afirma que si el equino fuese persona tendría problemas psicológicos debido a su marcada personalidad. Sergio, orgulloso de todos ellos reconoce que ese caballo tan especial, es distinto, pero sabe que sus faenas se cimentan en todos los que torean tarde tras tarde.
La cuadra nos depara una sorpresa este año, un caballo de Pablo Hermoso que al parecer todavía está verde, pero visto lo visto (y a pesar de mis cortas entendederas respecto al mundo del rejoneo), creo que en breve vamos a tener a otro torero cuadrúpedo de esos que te hacen vibrar, no sólo por la belleza de su estampa y por la elegancia de sus movimientos, sino por la torería que se atisba en él. Es un novillero al que le gusta exponer, con valor, con gallardía y con mucha mucha personalidad. A Gallito le ha salido dura competencia, ya veremos cómo lo soporta.
Dentro de unos días, en el programa de mi amigo Pablo "Sol y Sombra", podréis verlo en acción.
(Mi agradecimiento a Sergio y a toda su familia por su hospitalidad)

sábado, 9 de abril de 2011

Las señas de identidad


Siempre me han gustado los capotes con las vueltas azules por aquello de que uno, que es muy nostálgico, recuerda siempre que los ve, al maestro Paula. Creo que la personalidad de un torero se describe con muchos detalles: su mirada, el gesto de su cara,  el conjunto de la expresión corporal, el modo de andar por el ruedo, su relación con la cuadrilla, con el apoderado, su reacción ante una colada del toro... . Me fijo en todo eso cuando estoy en la plaza, y en ocasiones descubro a toreros con prisas, a otros inseguros, a unos cuantos afligidos, a quienes carecen de ideas propias, a los que no disfrutan de su profesión, a aquellos que están ahí para pasar el trago, a los que les falta valor y en definitiva, a todos aquellos que usan el engaño, no para templar la embestida del astado, sino para intentar confundir al público.
Lo cierto es que si ellos no se lo creen, nosotros tampoco.

martes, 5 de abril de 2011

Maldito parné

Escuchaba anteayer al del bigotillo y compañía en una tertulia de la tele ,pedir soluciones para la “crisis” de la fiesta y después de un buen rato de charleta (desorganizada) entre él y sus contertulios de programa, salió a la palestra el precio de las entradas de Madrid: resulta que son baratas (y es cierto en comparación con cualquier feria del norte) y no se a cual de los parlantes se le ocurrió que debieran subirse los precios en función de la calidad del festejo, vamos, que si hay un Madrid-Barca taurino, las entradas no pueden costar lo mismo que si juega el Almería contra el Getafe.

No es que lo vea mal, pero hay que matizar mucho, porque según esto, la rebaja a los toreros de carteles “B” sería no la que es ahora (que es importante) sino mucho mayor. El beneficio del empresario sería no el que es ahora (que es importante) sino mucho mayor y el precio del abono, ese que paga el sufrido madrileño que tarde tras tarde acude a la plaza, se vería ostensiblemente incrementado, con lo cual, el agradecimiento por ser abonado pasaría de ser del cero patatero que es ahora, a menos “x” euros que le emplumarían de más por su abono, porque claro, nadie habló de dar más calidad con los beneficios, ni de pagar más a los que menos cobran, ni de premiar especialmente al fiel abonado, ni de cosas por el estilo.

Dicho lo cual, se me ocurre que a quienes allí hablaban les traicionaba un tanto el subconsciente y que realmente no pensaban en la crisis del mundo del toro, ni en devolver la ilusión al aficionado, sino, única y exclusivamente en proteger al empresario.

Todo el mundo tiene derecho a ganar dinero, sobre todo el que lo arriesga, eso es evidente, pero no puede ser que siempre sea a costa de los mismos. Si Madrid es una plaza barata, bendita sea y si la gente puede ver toros por seis euros, me parece maravilloso, más que nada porque esa afición en crisis, podrá seguir viendo toros sin que la broma le cueste un riñón y tal vez algún día, recuperen la ilusión y se les ocurra llevar a sus hijos a presenciar un espectáculo que merezca la pena (y así comenzar a salir de la crisis de aficionados que tanto parece preocuparles).

Así que, a otro perro con ese hueso, que a mí no me engañan.